Este fin de semana se dieron a conocer en los medios de comunicación los resultados de
la encuesta sobre Violencia Escolar, realizada a más de 200 mil estudiantes en el marco
de la aplicación del SIMCE 2010. Frente a ello, declaramos:
1. Nos resulta altamente preocupante que el Ministerio de Educación entregue esta
información buscando generar una relación entre la violencia escolar y los
resultados del SIMCE. Si bien es posible hacer relación de cualquier dato, es
evidente que correlacionar ambas variables sólo puede apuntar a un objetivo:
criminalizar a los establecimientos educacionales y sus comunidades educativas.
2. Alarmante es también que una de las razones que expresa el Ministro para
explicar los datos, es que en aquellos lugarres donde los índices de violencia son
mayores puede ser producto del narcotráfico u otros elementos. Si no se cuenta
con análisis serios y responsables de los datos, es mejor omitir comentarios que
luego redundan en estigma social. Comentarios como “el bullying es una
enfermedad que llegó para quedarse” es otra muestra de la liviandad con que la
autoridad informa de temas que son objeto de largos estudios por parte de las
ciencias sociales y que exigen rigurosidad en su tratamiento
3. Nos caben dudas legítimas, además, respecto del instrumento utilizado para
recabar los antecedentes. Reconocida públicamente las fallas de tabulación en el
SIMCE de Inglés, es posible suponer que, con la premura con que se trabaja, se
vean afectados tanto los instrumentos como los análisis posteriores de los
nuevos sistemas de medición. Como Colegio no hemos conocido de la encuesta,
pero hacer equivalentes categorías como Bullying y vioolencia escolar, es de una
falta de rigor que sólo se explica por el carácter mediático de las nuevas
autoridades.
4. Sobre el uso de los conceptos vemos que, según Dan Olweus (Investigador
Noruego, primer investigador del Bullying), el concepto Bullying es utilizado
“para designar las relaciones de maltrato y/o abuso entre iguales que se
producen, más habitualmente, en el marco escolar (…) un estudiante se
convierte en víctima de Bullying o Acoso Escolar cuando está expuesto, de
forma reiterada y a lo largo del tiempo, a acciones negativas llevadas a cabo
por otro u otros estudiantes”.
5. En relación a lo anterior es que para que podamos hablar de Bullying, debemos
estar en presencia de: 1) Una víctima atacada por un matón o grupo de
acosadores, 2) Desequilibrio de fuerzas entre víctima y victimario y 3) reiteración en el tiempo de la situación descrita. Estos elementos nos deben
llevar a no confundir Bullying o acoso escolar con conflictos escolares que
ocurren de manera habitual y que son parte del proceso de crecimiento y
aprendizaje de los educandos en su contexto. Estas problemáticas deben ser
abordadas por profesionales competentes para el manejo correcto de estos temas,
dejando en claro que ello no siempre implica estar en presencia de Bullying.
6. Realizar, a partir de estos datos, un ranking de los colegios sólo puede tener
sentido en una autoridad que a costa de aparecer en los medios, violenta de la
manera más burda y grosera a las propias comunidades educativas que dice
pretender apoyar. Si sólo se entregan datos, si los caminos de “solución”
propuestos sólo se basan en el castigo y la expulsión; si no se quiere-como
Gobierno- hacer cargo del sistema educativo más segregador del mundo, según
el último informe de la OCDE. Entonces, no pretendamos que a partir de la
entrega de cifras o estadísticas estamos haciéndonos cargo del problema.
7. Cabe destacar, además, que esta encuesta se corresponde con la 3º de su tipo; los
dos informes anteriores fueron desarrollados de conjunto entre el MINEDUC y
Ministerio del Interior; evaluando no sólo cómo la viven y perciben los alumnos
sino también los docentes. Los antecedentes de estos informes están a
disposición y no distan sustancialmente de los datos entregados. Tampoco son
distintas las propuestas para enfrentarlos.
8. Como Colegio siempre vamos a apoyar que una autoridad recabe datos e
información de las escuelas si ello tiene como fin apoyar a los establecimientos
y nuestros estudiantes; pero no vamos a avalar que ninguna autoridad y menos el
ministro de educación explote de manera farandulezca información que antes de
ser difundida por los medios de comunicación, deben ser trabajadas con la
responsabilidad que implica acceder a estos datos, si efectivamente tras ellos
está el legitimo interés de mejorar la educación.
9. Por último, hacernos cargode la violencia en los establecimientos pasa por
superar la lógica de programas “taxi” de convivencia que se instalan desde fuera
para ordenar cómo se deben manejar las relaciones dentro de los
establecimientos; no podemos pretender, tampoco, que sea a partir de
reglamentos punitivos; ni menos rankeando a los establecimientos
educacionales. Hoy más que nunca lo que se requiere es participación e
inversión real en esta área: equipos multiprofesionales en los establecimientos;
trabajo con la comunidad respecto de estos temas, reponer las horas de
formación cívica para comprender a plenitud qué implica vivir en sociedad y por
supuesto: terminar con la tremeenda desigualdad social y económica que
tristemente ostentamos. 10. Si la voluntad real de la autoridad está en terminar con la violencia escolar,
tenemos que avanzar en profundas reformas como las mencionadas y pensar la
escuela de estos tiempos, el tipo de estudiante que están en las aulas, las nuevas
herramientas que deben tener los futuros profesores, antes de formular
propuestas populistas que en la práctica no tendrán un impacto mayor. Y,
ciertamente, poner freno a la medición indiscriminada que finalmente lo único
que trae consigo es más y más violencia; con el agravante de que en estos casos,
ella viene desde el Estado. 26 ABRIL 2011
DEPARTAMENTO DE EDUCACIÓN
DIRECTORIO NACIONAL
COLEGIO DE PROFESORES DE CHILE A.G.
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