1. Los resultados de la prueba INICIA han demostrado las debilidades de la
formación de docentes en nuestro país, pero además y más preocupante aún,
se demuestra de forma explícita la falta de políticas de Estado sobre la materia
y la intención del gobierno de transformar el proceso educativo en la medición
a través de pruebas estandarizadas como SIMCE, SIMCE de Educación Física,
de Inglés, PSU y Prueba INICIA.
2. Entre 1997 y el 2002 el Estado mostró cierta preocupación – más allá de las
valoraciones que se tenga de las políticas emprendidas en esa época – con la
creación del programa de Fortalecimiento de la Formación Inicial Docente
(FFID). Sin embargo, este proceso se terminó abruptamente el año 2002 sin
ninguna razón de por medio.
3. Tras ocho años de silencio por parte del MINEDUC, se retoma la discusión –
unilateral por cierto – acerca de la formación inicial, sin darle continuidad a los
debates efectuados anteriormente, lo que llevó a la imposición de una medición
de conocimientos de los egresados de pedagogías vía prueba INICIA. En la
elaboración y diseño de dicha medición ninguna institución de formación
docente ni el Colegio de Profesores de Chile fueron parte, lo que habla de la
visión tecnocrática, limitada y de la falta de democracia de las autoridades
responsables de conducir dichos procesos.
4. En este plano debemos señalar que el instrumento no ha sido validado,
llegando incluso el propio Ministerio de Educación a señalar que “una prueba
de conocimientos como INICIA no cubre todos los aspectos de la
formación de un docente”, lo cual nos lleva a la pregunta ¿cómo se pueden
establecer juicios sobre la formación profesional de los estudiantes egresados
si no se considera completa y oportuna la herramienta que mide dicha
“calidad”?.
A lo anterior debemos incorporar, lo que a juicio de Luis Alfredo Espinoza
(Director de la Escuela de Pedagogía en Educación General Básica de la
Universidad Central), implica la prueba INICIA: “La prueba INICIA, por su
carácter experimental, no está validada, y también por su diseño y
propósito concretado en una “medición” de conocimientos
(conceptuales), no representa de ninguna manera la “calidad” de la
formación de profesores en nuestro país; ya que las “cualidades” de algo
no se pueden “medir”. Por ello, pretender hoy transformar en ley esta
medición, es una aberración técnica y un error político de gran envergadura.
5. A pesar de las argumentaciones anteriores debemos mencionar algunos
aspectos políticos que permanecen velados y que muestran la intencionalidad
de lo que se pretende con estas políticas por parte del gobierno.
Lo primero tiene que ver con relacionar el resultado de los estudiantes de
pedagogía en la prueba INICIA con sus puntajes en la PSU. Es evidente que la
intención es mostrar que los docentes son estudiantes de bajo puntaje – por
tanto, de baja calidad – lo que reafirma políticas como la beca “Vocación de
Profesor”, que otorga gratuidad de arancel a los estudiantes que obtengan más
de 600 puntos en la PSU. Esta política daña la imagen de los docentes al
calificarlos indirectamente como malos y, por tanto, responsables de los
problemas de la educación en nuestro país.
6. No obstante ello, es más evidente aún que si relacionamos puntaje PSU con
los resultados en prueba INICIA más factores socioeconómicos, vemos que la
incidencia de este último es determinante en los resultados de todo proceso
educativo, pero el gobierno se empeña en ocultar la incidencia de ese factor en
el proceso de enseñanza-aprendizaje. Para nadie es grato asumir las
segmentaciones sociales derivadas de los procesos educativos y cuya raíz se
encuentra insoslayablemente en la proveniencia social del educando más que
en el tipo de formación o la institución donde éste se encuentre estudiando.
7. En cuanto a los resultados, es importante destacar que de las 5 instituciones
que se destacaron en sus resultados, tres de ellas son tradicionales, de las
cuales dos son estatales y una es la única institución exclusivamente
pedagógica en Chile.
Es interesante observar que la institución mejor evaluada sea la Universidad
Finis Terrae, pero más interesante es notar que evaluó a sólo 9 estudiantes de
pedagogía de un total de 12 egresados, versus la Universidad Metropolitana
de Ciencias de la Educación (UMCE), que obteniendo un buen resultado
(dentro de las 5 primeras), evaluó 66 egresados de un total de 79. Claramente
el valor de obtener un buen resultado evaluando un alto número de egresados
es mayor que aquellas que poseen cursos pequeños con formación
personalizada y con selección de estudiantes con una realidad socioeconómica
y capital cultural elevado. Esto nos lleva a relevar, desde el punto de vista
político la importancia de una decisión ética de la UMCE de permanecer como
la única institución exclusivamente pedagógica, mostrando el camino que debe
seguirse en relación a la formación docente.
8. De la misma forma, es importante destacar que las universidades estatales y
tradicionales obtienen mejores resultados que las instituciones privadas no
tradicionales, a lo cual debemos agregar que las 15 instituciones que no se
sometieron al examen son en su totalidad, instituciones privadas no
tradicionales, mayoritariamente Institutos Profesionales. Así mismo, de las 14
instituciones que obtienen menos del 50% de logros, 11 corresponden a
instituciones privadas no tradicionales.
9. Como Colegio de Profesores no nos cansaremos de sostener que prueba tras
prueba, las políticas hasta ahora implementadas y sostenidas por el gobierno
han fracasado. Hoy debemos iniciar un proceso que lleve a tomar medidas
consultadas entre los diversos actores que ejercen un rol en el proceso de formación docente.
Es necesario que el Ministerio de Educación se siente a conversar con las
Universidades formadoras de profesores – y en particular con los decanos de
facultades de educación – y el Colegio de Profesores, todos actores que con
diversos prismas que pueden ayudar a fortalecer la formación de nuestros
docentes.
10. Si se insiste en la prueba INICIA, tal como lo pretende el gobierno al enviar el
proyecto de ley INICIA Obligatoria al Parlamento, se corre el serio riesgo, tal
como lo señala Luis Alfredo Espinoza, de que “las escuelas formadoras de
profesores (…) debiéramos simplemente “adiestrar” a nuestros alumnos
en la ejercitación de los ítemes de la prueba INICIA, para que aquellos a
su vez, cuando ejerzan su “profesión” en una escuela (…) dediquen todo
su tiempo y esfuerzo en “adiestrar” a sus alumnos para que les vaya bien
en el SIMCE (y en la PSU, N.D.A.)”.
Con lo señalado se reproducirá, ahora en la educación superior, el grave
crimen cultural que ocurre en la educación básica y media al no tener un
proceso de enseñanza-aprendizaje en el marco de un sistema de educación
integral, con igualdad de oportunidades y con inclusión social, lo que
irremediablemente se transforma en un factor de segmentación
socioeconómica de nuestra sociedad.
Departamento de Educación y Perfeccionamiento
Directorio Nacional
Colegio de Profesores de Chile A.G.
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