Una primera revisión de resultados: los puntos que se suben, en promedio 6 no son
de tanta significación. No porque mejoren los resultados el instrumento va ser
válido.
Los públicos siguen teniendo mejores resultados en sectores vulnerables.
Mas que hacer mapas para los apoderados, hay que decir ¿cuándo se cambian las políticas fracasadas? Hasta ahora es más de lo mismo y peor, hay que decirles qué
apoyo van a recibir ellos, los alumnos, las escuelas y docentes. ¿Cuándo
desmunicipalizamos y fortalecemos al Mineduc? ¿Cuándo una carrera profesional
que mejore las condiciones de enseñanza?
Se dice que el 62% de los alumnos de Octavo va atrasado dos años. Esto tiene que
ver con la necesidad de revisar el curriculum que a partir de 5º básico y hasta 8º está más dedicado en profundizar los aprendizajes alcanzados hasta 4º que, en desarrollar nuevos contenidos y aprendizajes.
El modelo de mercado reduce la calidad educativa a lo medible cuantitativamente y
factible de reducir a estándares, esto simplifica la realidad y el curriculum
limitándolo a lo que mide el SIMCE. Ello supone que la realidad es homogénea, que
la igualdad de oportunidades existe y niega la diversidad de contextos en que se
desarrollan los procesos educativos, se insiste en la desigual competencia, entre lo
público y privado, debilitando aun más la educación de propiedad pública. En este
contexto el mapa que quiere entregar el Ministro a los padres no sirve para
nada.
Se está usando el SIMCE para estigmatizar públicamente a las Escuelas y
Liceos, a los niños y jóvenes, a través de un sistema clasificador de riesgo,
propio de la economía, indicador fundamental para que opere la selección de
mercado y reduciendo la información educativa al resultado de una prueba que mide
algunos conocimientos oficialmente determinados. Se desprecia, entre otros, los
aspectos valóricos, emocionales, actitudinales, de integración social y
convivencia democrática, el desarrollo de la creatividad y la formación
ciudadana.
Cuando criticamos al SIMCE, hay quienes nos acusan de querer romper el
termómetro. No obstante, este termómetro ha pasado a ser parte de la
enfermedad al constreñir la misión educativa a lo evaluable estandarizadamente, sin
ninguna relación con los contextos educativos, restando libertad para una enseñanza
de calidad integral y provocando un desinterés y descompromiso en estudiantes y
apoderados, en un peligroso círculo vicioso.
Otros nos dicen que el SIMCE es una fotografía del sistema educativo, pero es
una fotografía bastante borrosa, como para hacer planos que indiquen malos y
buenos colegios. En esa foto no se alcanzan a apreciar todos los factores que inciden
en los aprendizajes, ni se consideran sus márgenes de error. No se puede reducir la
calidad sólo a ella.
En los últimos 10 años han evaluado estandarizadamente más de 25 veces y
siempre el resultado es malo, sin embargo no se toman medidas educativas que
reviertan estos resultados parciales. Se insiste en el mercado y el mercado en
educación fracasó.
Por DIRECTORIO NACIONAL
COLEGIO DE PROFESORES DE CHILE A.G.
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