martes, 8 de diciembre de 2009

Deben considerarse los resultados de aprendizaje de los alumnos en la evaluación del desempeño docente?

Dos opiniones:

Cristian Bellei
Investigador de la Universidad de Chile.
El propósito del trabajo docente es lograr que sus alumnos aprendan lo establecido en el curriculum; así, lo deseable sería que un sistema de evaluación del desempeño de los profesores incluyera los aprendizajes de sus alumnos. Pero lo deseable no siempre es posible.

Los aprendizajes que logran los estudiantes son resultado de una compleja trama de factores, muchos de los cuales están fuera del alcance del trabajo de un profesor. Esto no es simplemente una excusa para eludir responsabilidades: no existe en el mundo la metodología que permita comparar la efectividad de un docente con otro. Esto se agrava en un sistema escolar tan segregado como el chileno, en que muchas escuelas seleccionan/expulsan a sus alumnos en base a su desempeño o capacidades, lo cual hace injustas las comparaciones entre docentes.

Además, está el problema de cómo evaluar los aprendizajes: los test estandarizados (como el SIMCE), aunque importantes, son muy parciales y no consideran aspectos extraordinariamente relevantes que el país necesita que sus alumnos aprendan (por ejemplo, su comunicación oral). Esto sin hablar de los elevados errores de medición que los test tienen, lo que impide su uso para estos propósitos. Convertir al SIMCE en la medida de todas las cosas es un error grave.

¿Significa que tenemos que olvidarnos de los aprendizajes de los alumnos? Claro que no: existe mucho conocimiento acumulado acerca de características deseables de “un buen profesor” o “una buena clase”, lo cual permite diseñar un sistema de evaluación docente al mismo tiempo útil para la educación y justo para los profesores.

Luz María Budge
Decana de Educación y Ciencias de la Familia, Universidad Finis Terrae.
Definitivamente sí. La evaluación docente no puede limitarse al desempeño del profesor sino que debiera incluír el efecto que ese desempeño tiene en los alumnos. Lo importante es que no sólo lo haga bien en el papel sino que sus acciones tengan efectos positivos en el aprendizaje de sus alumnos. El tema del valor agregado no es fácil pero se está usando en algunos estados de USA y en otros se utilizan evaluaciones estandardizadas al comienzo y fin de cada año, que miden habilidades y conocimientos de los alumnos. Agrego la relevancia de medir el grado de conocimientos en el manejo de las disciplinas de los profesores que no está siendo medido, podemos recordar que cuando se midieron los conocimientos de inglés de los profesores que lo enseñaban, los resultados fueron demoledores.

Este punto es además un factor a considerar a la hora de seleccionar capacitaciones y perfeccionamientos que profundicen los conocimientos disciplinarios en los profesores de bajo desempeño. Finalmente, no es menor el hecho de que una evaluación que concede alta ponderación a la auto-evaluación, a la evaluación del director, a una filmación avisada con anterioridad y a un portafolio que se prepara especialmente para el proceso tiene altas probabilidades de presentar una imagen desvirtuada y si no ¿cómo se explica el bajo número de profesores mal evaluados y el alto número de niños que aún no logra llegar ni siquiera a los 250 puntos?

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