jueves, 5 de mayo de 2011

Educación chilena es la más segregada de la OCDE

Qué tan desigual es nuestro sistema escolar? ¿Por qué mejoramos sólo en lectura? ¿Ha tenido algún impacto la jornada escolar completa? ¿Qué hacen los docentes que logran avances en sus alumnos? La prueba PISA que el país rindió tres veces en 10 años da respuesta a todas estas estratégicas preguntas.

Manuel Fernández Bolvarán
La escuela Padre Hurtado, de Puente Alto, lleva dos semanas de fiesta. En la última prueba Simce de 4° básico subió 44 puntos en lectura, quedando ocho unidades por sobre el promedio obtenido por los establecimientos de su mismo nivel socioeconómico (medio bajo). Este viernes, el propio alcalde de la comuna, Manuel José Ossandón, acudió a felicitar a los niños, profesores y directivos.
Los logros pasan según la directora, Rebeca Espinoza, por una suma de factores: los niños leen 15 minutos al día, luego escriben comentarios, se mide la velocidad lectora y las clases se planifican con una semana de antelación.
Claves que convierten a este colegio en una de las caras visibles del mejoramiento en los resultados educacionales que detectó la prueba Simce 2010. Un alza respecto de 2009 que no sorprende a los expertos del Centro de Investigación Avanzada en Educación de la Universidad de Chile (CIAE) y del Centro de Políticas Comparadas en Educación de la Universidad Diego Portales (CPCE).
El sistema escolar chileno ya venía dando muestras de mejoramiento en algunos aspectos en las pruebas internacionales PISA aplicadas a jóvenes de 15 años por la OCDE en 2006 y 2009, en comparación con la rendida en 2000. Apenas se liberaron los datos de este examen, en diciembre, ambos centros se aliaron para extraer de ellos las lecciones más relevantes.
Y en el proceso también se encontraron con realidades más alarmantes: Chile es el país con mayor segregación a nivel escolar entre las 34 naciones de la OCDE. No sólo eso. Advirtieron que el sistema actual la acentúa.
El resultado sale a la luz luego de cuatro meses de trabajo y da forma a un verdadero "Expediente PISA", un conjunto de investigaciones que entregan un claro panorama de los nuevos desafíos del sistema educativo chileno. "Solemos tomarnos mucho tiempo en analizar los resultados de pruebas como PISA. Nos pareció necesario hacer un esfuerzo por tener resultados robustos lo más rápido posible, porque aquí hay un sentido de urgencia, necesitamos información para tomar decisiones acertadas pronto", explica Juan Pablo Valenzuela, economista del CIAE, quien trabajó junto a Alejandro Sevilla, por el lado de la Universidad de Chile.
"PISA da información muy valiosa sobre cómo mejorar la educación, sobre todo de los niños con menos recursos", dice Ernesto Treviño, director del CPCE, quien laboró con Francisca Donoso, por la UDP.
El efecto de los resúmenes y profesores atentos a los avances de los niños
No sólo los factores de política educativa influyen en los resultados. La investigación revela también que hay prácticas cotidianas detrás de un estudiante con buenos niveles de aprendizaje. Padres que incentivan la lectura, docentes que monitorean si sus alumnos aprenden y escolares que resumen los libros que leen son sinónimo de mayores rendimientos.
"En general, el progreso en la década se ha generado porque los profesores han mejorado en temas como ambiente y organización de sus clases, que son mecánicas simples de absorber, y me temo que no haya mucho que mejorar por ahí", sostiene Ernesto Treviño. Cree que "ahora toca lo más difícil, que es elevar el conocimiento de los docentes en el contenido disciplinario y la didáctica específica".
Cursos masivos para mejorar el dominio de contenidos serían la clave para una mejora. Otra estrategia necesaria, afirma, es explicitar más la necesidad de que los profesores entrenen en hábitos de estudio a sus alumnos. "El aprender a estudiar y hacer abstracciones es algo que no se enseña mucho y en eso la escuela tiene una responsabilidad que no puede delegar en el hogar, especialmente en los contextos más vulnerables", piensa el académico.
En efecto, hay claras diferencias en los hábitos de estudio de los alumnos de mayor y menor nivel socioeconómico. Entre los más vulnerables es mucho menos común que hagan un resumen, usen estrategias de entender y recordar sus lecturas o lean distintos tipos de textos para enriquecer sus habilidades.
En esta línea, un caso interesante es el de la ciudad china de Shanghai, de alto nivel en PISA 2009. Allá optaron por detectar a los mejores profesores y directores y hacerlos liderar redes de apoyo a sus pares. "Esto supera con creces el efecto que pueda tener un programa de apoyo externo; un colega que ha demostrado éxito en entornos vulnerables puede ser más efectivo y legitimado, dejando instaladas capacidades en los colegios que quieren mejorar, pero les cuesta encontrar el camino", señala Valenzuela.
Las escuelas acentúan la segregación
El problema de que Chile haya progresado de la mano de sus avances en escolaridad y menor repitencia es que, si bien aún hay espacio para mejorar esos indicadores, el impacto en los resultados de ese progreso tenderá a ser cada vez menor y no acabará con la gran desigualdad en los aprendizajes. Por eso, los investigadores creen que el país debiera combatir una de sus grandes deudas: el altísimo nivel de segregación social de sus escuelas.
De hecho, Chile es el país con mayor segregación de entre las 34 naciones OCDE. "Esto quiere decir que es muy difícil que chicos de nivel socioeconómico bajo compartan en la misma escuela con chicos de estratos socioculturales diferentes, lo cual también sucede entre los que pertenecen a grupos medios o altos. Lo más impactante es que el sistema educacional no sólo refleja la segregación urbana que existe, sino que la acentúa: es 50% más segregado que los barrios donde residen los estudiantes", explica Juan Pablo Valenzuela.
Según el experto, la segregación se ha mantenido alta durante la década "porque varias políticas que se han impulsado la refuerzan y profundizan; las escuelas subvencionadas siguen seleccionando alumnos y cobrando a los padres, se utiliza masivamente la repitencia escolar y la proposición a los padres de que cambien a los estudiantes del colegio cuando tienen bajo rendimiento o problemas de conducta. Además, la subvención escolar preferencial, al ser voluntaria, no ha ampliado las posibilidades de elección de las familias vulnerables, y los nuevos liceos de excelencia también contribuyen a segregar".
Por ello, proponen que los colegios particulares subvencionados eliminen o bajen sus cobros, vean limitadas sus posibilidades para seleccionar estudiantes y suban las exigencias de calidad para permitir su apertura.
"En Chile la segregación es también de recursos; los profesores con formación más precaria se concentran en colegios más vulnerables", añade Valenzuela. Según Treviño, el 25% de alumnos de mejor rendimiento están expuestos a profesores más proclives a promover el aprendizaje en comparación con el 25% de más bajo desempeño.
Por eso, llaman a generar políticas potentes para que los profesores de buen desempeño trabajen en sectores más pobres y, sobre todo, a impulsar mecanismos que eviten que estudiantes secundarios de bajo desempeño entren a estudiar Pedagogía y que sólo puedan dictar la carrera los programas de comprobada excelencia.
Factores clave: padres más escolarizados y menos repitencia
La consultora inglesa McKinsey revisó el caso de Chile en 2010, atraída por sus progresos. Sin embargo, su reporte señala que las autoridades educacionales "no tienen claro" qué medidas generaron dichos avances.
El estudio responde este interrogante y demuestra que un factor clave fue el aumento en los niveles de escolaridad de los padres, que entre 2000 y 2009 subió en medio año. Esto explica entre 7 y 14 puntos de los 40 que subió el país en lectura en el período.
¿Por qué estos avances no influyeron del mismo modo en matemática? "La escolaridad de los padres afecta más a lenguaje; en matemática, la escuela importa mucho más. Y Chile tiene una de las peores preparaciones de los profesores en matemática del mundo", explica Ernesto Treviño.
A nivel de políticas, los ajustes curriculares y las iniciativas para disminuir la repitencia fueron vitales. En la década bajó de 30% a 21% la cantidad de alumnos de 15 años que había repetido alguna vez, lo que explica un tercio del avance del país en PISA.
"Si Chile logra llegar al promedio de la OCDE (12% de repitencia), avanzaría entre 8 y 10 puntos más", sostiene Juan Pablo Valenzuela. Añade que es necesario lograr que el aporte de cada año que pasan los alumnos en el colegio sea mayor. En Chile, ir en 2° medio versus ir en 1° aporta 20 puntos, cuando en la OCDE genera una diferencia de 30 a 40 puntos. "Aquí la clave son los profesores", dice.
Seis puntos de los 40 que subió Chile se deben a una mejora en la efectividad de los colegios públicos. "Esto muestra que han tenido impacto los diversos programas que se han focalizado en las escuelas más vulnerables en los últimos años", sostiene.
En cambio, el aumento en las horas dedicadas a lectura o la jornada escolar completa tienen un impacto conjunto igual a cero. "En la OCDE, el promedio es de 217 minutos semanales para lenguaje, Finlandia tiene 150 y Chile tiene 312 y ahora volverán a aumentar. Tenemos un récord de horas, pero nos falta invertir en usarlas apropiadamente", afirma Valenzuela.

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