Académicos de la U. Católica elaboraron un documento que analiza la futura ley. Si bien la consideran un avance, creen que faltan condiciones básicas para que opere en forma óptima.
Manuel Fernández Bolvarán
La demanda por más calidad en las escuelas que llevó a los secundarios a las calles en 2006 gatilló, al año siguiente, la presentación de dos iniciativas legales: la Ley General de Educación (ya aprobada) y la Ley de Aseguramiento de la Calidad, que la Cámara de Diputados tramita con carácter de suma urgencia.
En lo esencial, este segundo proyecto crea dos organismos: la fiscalizadora Superintendencia de Educación y la Agencia de la Calidad, que apoyará a las escuelas para que mejoren.
"Enfatizar en los resultados es un cambio muy importante y apunta en la dirección correcta, pero también es un cambio difícil", opina Sergio Martinic, investigador de la U. Católica. Al alero del Centro de Políticas Públicas UC y junto a los académicos Jorge Manzi, Francisco Lagos y Lorena Meckes, elaboró un documento (disponible en www.uc.cl/politicaspublicas ) que analiza las vallas que podrían complicar la puesta en marcha de estas nuevas instituciones.
Una de las principales es el déficit de personal preparado para alcanzar los estándares de calidad que se exigirán. Para los expertos, el nuevo esquema "asume que escuelas y sostenedores tienen capacidad para usar adecuadamente la información que genera el sistema, logrando poner el foco en el mejoramiento de la calidad. Esta realidad no coincide necesariamente con lo que ocurre hoy con la educación chilena, y la ley no puede ser ingenua ni ciega en esto".
Manzi sostiene que, en sus primeros años, el nuevo sistema deberá enfocarse a formar este capital humano. "Hay que preguntarse cuán lejos estamos de las condiciones mínimas para que funcione. Quizás convenga poner en marcha esto parceladamente, como la Reforma Procesal Penal", dice.
Tampoco les parece clara la forma en que va a funcionar el Ministerio de Educación en el nuevo esquema, ya que muchas de sus atribuciones pasarán a las nuevas instituciones. "El proyecto no es claro en esto, y es posible que funciones de evaluación, monitoreo y seguimiento de las escuelas terminen haciéndose en dos lados, en el Mineduc y en la Agencia", plantea Martinic.
El experto prevé que tales obstáculos harán que el impacto de la nueva ley en el sistema educativo sea muy gradual. "Si bien el proceso no partirá con todas las condiciones óptimas, creo que va a ir ordenándose de a poco una vez en marcha".
Precauciones
"Este proyecto de ley es muy importante, pero no podemos suponer que vaya a producir mejoras automáticas en la calidad de la educación del país".
SERGIO MARTINIC
Investigador UC
"Las reformas ambiciosas como ésta, tienen riesgos. Pero la pregunta es: ¿preferimos quedarnos como estábamos o intentamos avanzar? Sin duda, hay que avanzar, pero estando advertidos de los riesgos".
JORGE MANZI
Director Mide UC
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