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lunes, 24 de mayo de 2010
La ONU augura un año 2050 con los mares vacíos de pesca
20 de Mayo, 2010 – El fenómeno tiene su origen en la sobreexplotación de la industria y, entre otras cosas, en la falta de áreas de reserva.
Invertir 6.400 millones de euros cada año para rediseñar y hacer más sostenible las industria pesquera podría hacer que las capturas aumentaran hasta los 112 millones de toneladas anuales e impulsaría los beneficios del sector. Esa es una de las conclusiones de un estudio sobre la situación de la pesca en el mundo presentado por el programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP).
Imagen de Proteger.org.ar
La ONU llama la atención sobre la desesperada situación de las pesquerías mundiales, buena parte de las cuales están sobreexplotadas. Ha habido excesos en todos los ámbitos. Sobran barcos, sobran capturas y sobran también subsidios, el dinero público con el que los estados mantienen a un sector que no es rentable por sí mismo, dicen los expertos de Naciones Unidas.
Más de 20 millones de personas empleadas en la industria pesquera tendrán que dedicarse a otra tarea en los próximos 40 años si se quiere evitar que el colapso de las pesquerías mundiales sea definitivo.
Según la ONU si se continúa al ritmo actual de capturas, el mar podría quedarse vacío de especies comerciales para el año 2050. Según Pavan Sukdev, responsable del estudio, «casi el 30% de las pesquerías han colapsado ya y están produciendo menos del 10% de su capacidad original». El panorama planteado por la ONU parece desolador, pero su mensaje no carece de esperanza. Estamos ante un problema de gestión, que puede ser encauzado si se toman las medidas correctas.
Menos subvenciones
Una de ellas sería reducir o eliminar parte de los 21.000 millones de euros que cada año se destinan a subvencionar la industria pesquera en todo el mundo y que provocan un exceso de capacidad perjudicial para la renovación de los stocks. Según la ONU, sólo el 20% de las subvenciones se destina a actividades sostenibles. El resto promociona la destrucción de las pesquerías con dinero público.
Otra vía para encauzar la situación sería destinar el dinero a apoyar programas de gestión de capturas, crear áreas de reserva que sirvan de zona de cría y mejorar los sistemas de vigilancia del cumplimiento de cuotas. Según la ONU, esto supondría mejoras económicas y ambientales y aseguraría el futuro abastecimiento de proteínas marinas.
Precisamente la Comisión Europea acaba de reconocer que los caladeros de anchoa y merluza en el Cantábrico y el Golfo de Cádiz están sobreexplotados. Según la Comisión las cuotas permitidas superan en un 55% a lo recomendable, informa Efe.
El mundo.es
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