jueves, 9 de febrero de 2012

La OCDE urge a invertir en educación como salida a largo plazo de la crisis


La cara más visible del fracaso escolar, según la organización, es el abandono de la escuela, que en 2011 había alcanzado al 20 % de los jóvenes de entre 25 y 34 años de esos Estados, con variaciones que fueron del 3 % en Corea, al 36 % en España o 62 % en Turquía.
por EFE
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) urgió a sus países miembros a invertir en educación como solución a largo plazo de la crisis económica, ante el coste que tiene para la sociedad y los individuos el fracaso escolar de sus estudiantes.

Su estudio sobre “Equidad y calidad de la educación”, difundido este jueves, concluye que una población con niveles reducidos de enseñanza mina la capacidad de producir, crecer e innovar de sus países, además de perjudicar la cohesión social e imponer gastos adicionales a la Administración pública.

La cara más visible del fracaso escolar, según la organización, es el abandono de la escuela, que en 2011 había alcanzado al 20 % de los jóvenes de entre 25 y 34 años de esos Estados, con variaciones que fueron del 3 % en Corea, al 36 % en España o 62 % en Turquía.

La OCDE precisa que en 2010 había unos 15 millones de jóvenes parados en sus países miembros, cuatro millones más que en 2007, así como que solo la mitad de los que habían dejado la escuela tenían un empleo, lo que les hace más dependientes de las ayudas sociales y sanitarias públicas.

A modo de ejemplo, el coste de la asistencia social por cada joven que se sale del sistema se elevó en Canadá en 2008 a 2.880 euros anuales, mientras que a Estados Unidos llega a suponerle un 1,6 % de su Producto Interior Bruto (PIB).

“Reducir el fracaso escolar ahorra gastos a largo plazo”, explicó a Efe Beatriz Pont, una de las autoras de este análisis, para quien el crítico contexto económico actual es una razón de más para “no bajar la guardia” y seguir apostando por su mejora.

El estudio recopila datos de evaluaciones anteriores de la organización y no presenta un ránking nuevo de los países mejor o peor situados, sino que aprovecha esa información para ofrecer recomendaciones sobre políticas que se han demostrado efectivas.

Su alerta parte de la base de que un sistema educativo justo puede corregir desigualdades económicas y sociales más amplias, y reducir el desempleo juvenil: en 2009, según sus datos, el 84 % de la gente con educación superior en la OCDE trabajaba, frente al 56 % de quienes no habían acabado la secundaria.

Por ello destaca la importancia de atajar el problema desde la fase más temprana de la educación, porque desde un punto económico, según sus cálculos, cada dólar invertido en esa etapa genera posteriormente entre siete y diez céntimos al año.

“El fracaso escolar penaliza a un niño de por vida”, lamenta la OCDE, que parte de la evidencia empírica para diseñar un sistema que evite que las circunstancias personales o sociales obstaculicen el éxito educativo, y que consiga que todos los individuos alcancen un nivel mínimo de habilidades.

El organismo subraya que uno de los primeros factores que contribuye a prevenir el fracaso escolar es eliminar la repetición de cursos, “una práctica costosa, pero que no mejora los resultados educativos”, y que debe prevenirse con apoyo temprano y a lo largo del curso.

La OCDE añade que la separación temprana “ejerce un efecto negativo en los alumnos asignados a niveles más bajos y aumenta las desigualdades sin elevar al desempeño medio”, por lo que apuesta por postergarla a la educación media superior y, entre otras, limitar la cantidad de materias objeto de esa selección.

Optar por programas de selección de escuelas que eviten la segregación de los estudiantes según sus antecedentes socioeconómicos, con incentivos para que los alumnos con desventajas sean “atractivos” para los centros de alta calidad, es otro de los consejos difundidos.

Asimismo, se apuesta por estrategias de financiación que garanticen el apoyo a escuelas con mayores desventajas, y por hacer equivalentes los planes de estudios “académicos y vocacionales” mejorando la calidad de ambos.

Y en este estudio, el primero que el organismo realiza al respecto, subraya igualmente que el apoyo a los docentes, al clima de estudio y a los incentivos que retengan a los mejores profesores, es otro de los puntos claves en ese combate.

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