La mayoría de las carreras en la PUC han votado de manera democrática el paro de actividades. El ministro Lavín presenta a la luz pública una intención de diálogo y, a la vez, una intransigencia ante los estudiantes en paros o movilizaciones, argumentando que "en la calle no se logra nada". Mi opinión es que sucede precisamente lo contrario.
En un principio, el debate en el "año de la Educación Superior" parecía bastante pobre, con medidas aisladas atacando distintas problemáticas; en fin, un debate sin "relato". En cambio, en la calle -a través de las movilizaciones ciudadanas- se ha logrado más de lo que yo esperaba, desde la profundización del debate hasta la unidad y consensos de sectores y visiones que probablemente no hubieran confluido en otro contexto.
Por eso, mientras más me cuestiono las razones de un paro, más sentido les encuentro. Muchas veces avanzamos "como caballo de carrera", pero sin cuestionarnos en la dirección a la que nos estamos dirigiendo. Un paro no significa retroceder, sino todo lo contrario. Significa detenerse a reflexionar si el rumbo que llevamos es el que como sociedad civil le exigimos a nuestra democracia. Un rumbo que, hasta hoy, nos ha llevado al sistema educacional más segregado del mundo, donde las oportunidades reales las obtenemos unos pocos y no nos detenemos a reflexionar si las merecemos. Tampoco nos cuestionamos el para qué de la educación, o si es acaso justo que los más excluidos de la sociedad sigan heredando una situación que hoy, dadas las desigualdades estructurales de nuestro país, parece casi irreversible.
Hacemos un llamado a la ciudadanía para no seguir indiferentes, para detenernos y reflexionar sobre cómo estamos reproduciendo lo que decimos ser injusto desde nuestros cómodos espacios de privilegio. Por eso, creo firmemente en el paro de hoy.
Giorgio Jackson Drago
Presidente Federación de Estudiantes Pontificia Universidad Católica de Chile
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