sábado, 22 de mayo de 2010

extracto de discurso del presidente sobre educación..opinemos

Compatriotas, la educación es el principal motor para el desarrollo y la movilidad social. Es
el mecanismo para que los talentos emerjan y el mérito surja. Es el gran instrumento para
construir el país de las oportunidades.
Por eso, la batalla por el desarrollo y contra la pobreza, la vamos a ganar o perder en
la sala de clases.
Todos sabemos que en nuestro país existen muchas deudas sociales. Pero la
principal, la más dañina e injusta, es aquella que impide a millones de nuestros niños y
jóvenes acceder a una educación de calidad.
Porque nuestro sistema educacional -digámoslo con todas sus letras- no da una
educación de calidad a todos los estudiantes, y en vez de corregir las desigualdades
sociales, muchas veces las perpetúa, traspasándolas de generación en generación.
Este, queridos compatriotas, es el verdadero y mayor escándalo de la sociedad
chilena, del cual se ha hablado mucho para denunciarlo, pero se ha hecho poco para
corregirlo.
Es verdad que en los últimos veinte años los recursos que el Estado ha destinado a la
educación se han multiplicado por siete. Y que gracias a ello ha aumentado la cobertura,
mejorado los salarios de nuestros profesores, ampliado la jornada escolar y construido
nueva infraestructura.
Y tienen razón. Pero la verdad es que sirve de poco si no se expresa en mejoras
objetivas y apreciables en la calidad de la educación y en los resultados del aprendizaje.
Y hasta ahora, y más allá de los discursos y promesas, esa calidad ha permanecido
básicamente estancada, en el único lugar donde realmente importa, en la sala de clases.
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Por eso, hoy quiero convocarlos a un nuevo desafío, mucho más trascendente, noble
y audaz que el que cumplimos el pasado 26 de abril y que permitió que todos los
estudiantes de Chile iniciaran a tiempo y con normalidad su año escolar.
Un desafío que va a producir una verdadera revolución en la generación de
oportunidades, de progreso y bienestar para nuestros hijos: que durante el transcurso de esta
década, seamos capaces de darles a todos nuestros niños y jóvenes, en la educación
municipal y privada subvencionada, cualquiera sea la condición económica de sus padres,
una educación de calidad, que les permita ser verdaderos ciudadanos de la sociedad del
conocimiento y la información.
Sólo así transitaremos del país de las desigualdades, al Chile de las oportunidades.
Esta tarea requerirá de un nuevo liderazgo, una nueva actitud y un nuevo
compromiso, partiendo por los alumnos en las escuelas, los profesores en las salas de
clases, los padres en el hogar, las escuelas de pedagogía en sus aulas, los parlamentarios en
este Congreso y, por cierto, el Presidente en La Moneda.
Porque para mejorar la calidad y equidad de la educación no existen soluciones
mágicas ni balas de plata. Deberemos actuar de manera oportuna, eficaz y simultánea en al
menos 10 frentes.
Primero, sacar adelante el proyecto que promueve la calidad de la educación y crea
una nueva institucionalidad educacional, y que fue materia de un amplio acuerdo político
que espero todos honremos. Este proyecto crea una agencia que evaluará a los colegios y
una superintendencia que fiscalizará el correcto uso de recursos, y que incluso, podrá cerrar
aquellos establecimientos que no sean capaces de cumplir estándares mínimos de calidad.
En segundo lugar, tendremos funcionando en marzo del 2011 los primeros quince
Liceos Bicentenarios, de un total de cincuenta liceos de excelencia mixtos en las principales
ciudades de Chile, para jóvenes esforzados y talentosos. Así, el efecto multiplicador que
han tenido los mejores colegios públicos, como el Instituto Nacional o el Carmela Carvajal,
llegará a todo el país, y no sólo a Santiago. En los próximos días daremos a conocer los
requisitos de infraestructura, tecnología y equipos humanos con que deberán contar dichos
liceos, que incluirán una pizarra interactiva en cada sala de clases y un notebook para cada
alumno. Además, facilitaremos el acceso al preuniversitario a los buenos alumnos de
escasos recursos, especialmente en las zonas afectadas por la emergencia.
Tercero, estamos comprometidos a duplicar la subvención educacional en un plazo
de ocho años. El monto actual de la subvención básica de $38.000 por alumno al mes,
simplemente no alcanza. Una educación de calidad necesita más recursos, pero también
mejor gestión. Pese a que este es un año difícil, cumpliremos este compromiso ahora
mismo incrementando la subvención para los alumnos más vulnerables.
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A partir del próximo año, los aumentos en la subvención irán prioritariamente a los
alumnos más pobres y a las escuelas y liceos que logren avances concretos en el
aprendizaje de sus alumnos.
Asimismo, en los barrios más afectados por la droga y la delincuencia,
mantendremos abiertos los colegios municipales hasta las ocho de la noche, para que los
niños y jóvenes que quieran no tengan que quedarse en la calle o solos en sus casas.
Cuarto. Los padres necesitan más y mejor información para elegir el mejor colegio
para sus hijos. Para ello, les enviaremos por correo, junto con una carta personal del
Presidente de la República, los resultados de la próxima prueba Simce, por colegio a todos
los apoderados, y no sólo a los del curso que dio la prueba. También recibirán un mapa con
los resultados de todos los colegios de su comuna. Además, estableceremos premios e
incentivos para aquellos alumnos, profesores y escuelas que logren mejorar notoriamente
sus rendimientos.
En quinto lugar, tendremos más y mejores mediciones de aprendizaje, y no sólo de
matemáticas y lenguaje. Para cumplir la meta de transformar a Chile en un país bilingüe y
de deportistas, necesitamos saber de dónde partimos y cómo vamos progresando. Este año,
cuando se tome la prueba Simce, se agregará una prueba de inglés, y a futuro, una de
educación física y de conocimientos de la tecnología de la información.
Sexto. Crearemos programas especiales de apoyo para aquellas escuelas con
resultados insuficientes. Para ello, lanzaremos dos programas: “Comprométete con una
Escuela” y “Comprométete con un Niño”, para que fundaciones, empresas y profesionales
apoyen con recursos económicos y medios humanos a los establecimientos más pobres o
apadrinen a niños de escasos recursos.
En séptimo lugar, queremos un Chile que se sienta orgulloso de sus profesores. Un
país en que nuestros mejores talentos aspiren a enseñar. Para lograrlo, un panel de expertos
ya está trabajando en un proyecto de nueva carrera docente, que enviaremos al Congreso.
Propondremos incentivos para que alumnos de muy buenos puntajes en la PSU quieran ser
profesores. Trabajaremos en conjunto con las universidades para mejorar la formación y
capacitación de los profesores. Queremos que la prueba Inicia, que se da al egresar de la
carrera docente, deje de ser voluntaria y sus resultados sean conocidos y tengan
consecuencias. Fortaleceremos el liderazgo de los directores y las remuneraciones de los
buenos profesores.
También le hemos pedido a este panel que busque nuevos y mejores modelos para la
educación municipal.
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Octavo. Daremos a conocer en los próximos días un Servicio País para la educación,
que permitirá a jóvenes profesionales, hacer clases en escuelas vulnerables.
En noveno lugar, seguiremos mejorando nuestro sistema de educación superior y
haremos que los aportes del Estado a las universidades tengan como contrapartida mejorías
en la calidad de sus facultades pedagógicas y su aporte a la ciencia y tecnología.
Décimo. Implementaremos un ambicioso programa de becas de magíster y
doctorados, asegurando la excelencia de los postulantes e incrementando las exigencias
para su vuelta a Chile.
Finalmente, quiero manifestar mi preocupación por el clima y la convivencia
escolar. El respeto y la tolerancia deben no sólo enseñarse, sino también practicarse.
Adicionalmente, aumentaremos las exigencias a nuestros alumnos, estableciendo un mejor
equilibrio entre sus derechos y obligaciones. Después de todo, se trata de su educación, su
futuro y su vida.

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