sábado, 20 de marzo de 2010

Manifiesto por la Educación

MANIFIESTO POR LA EDUCACIÓN
Existe un malestar profundo con la educación a nivel nacional y también mundial. Se han buscado soluciones, pero ello se ha hecho en lugares y en teorías inadecuadas. Éstas han terminado por crear nuevos problemas en lugar de solucionar lo que se pretendía resolver.
Por mucho tiempo las autoridades políticas, sociales y culturales han indicado que la causa de esta situación radica en los estudiantes y sus familias, en los profesores y en los profesores de los profesores. Para ello se han diseñado acciones que impacten a estos actores, pero muchas de ellas sólo han creado malestar y desmoralización, sin considerar que el problema es de carácter sistémico, consecuencia de una visión economicista del mundo y por tanto, de la educación.
El resultado de treinta años de esfuerzos desplegados tanto en recursos, investigación, como en política educativa, han fracasado y no han tenido el efecto que esperaban sus inspiradores. Este hecho es reconocido por todos.
Ya es hora de que los actores directamente involucrados en la educación -los docentes, los estudiantes y la ciudadanía- nos expresemos en torno a lo que se ha denominado la “crisis de la educación”.
Con este fin es que los abajo firmantes hacemos manifiesta nuestra opinión ante la sociedad.

Diagnóstico
A inicios de los años ochenta se produjo un giro en la visión de la educación.
Se pasó de una visión inspirada en las ciencias humanistas hacia una inspirada en la economía. Se transitó de una educación centrada en el desarrollo humano y la ciudadanía, hacia una educación cuyo eje central es el desarrollo del capital humano y la competitividad corporativa.
Este giro subestimó la complejidad de los problemas que enfrenta la educación en una sociedad en transición de época con nuevos desafíos sociales, ambientales y de desarrollo. La complejidad de los procesos educativos en este contexto quedó reducida a una cuestión de gestión basada en principios conductistas. Tradicionalmente, a la escuela se le ha exigido formar ciudadanos capaces de desenvolverse en el Estado democrático, en el ejercicio de los derechos de las personas y al mismo tiempo, preparar a esos mismos ciudadanos para integrarse a la economía. El problema es que el
profundo cambio que se comienza a vivir en los años ochenta, en una economía globalizada y de mercado, ha profundizado las dinámicas competitivas como forma de surgir sobre otros, favoreciendo el exitismo per se y ha generado un desequilibrio, expresado en que la economía se ubica por sobre la democracia.
Los educadores que deseamos un mundo diferente y capaz de acoger las múltiples diversidades, nos vemos tironeados desde mundos en tensión: de una parte, cómo formar personas íntegras, integrales e integradas y de otra,cómo formar capital humano.
La visión de la educación, inspirada en la economía, en sus teorías de acción,
de gestión, de aprendizaje y de evaluación, se ha constituido en el nuevo sentido común que es animado por la elite política, cultural, económica y mediática imperante. Ello ha significado la preponderancia de una gestión que se funda en un sistema basado en controles, estímulos y amenazas, que tiene en el corazón de su modalidad la gestión “desde afuera” y mecanismos de control social, a los cuales se supeditan todas las otras políticas.
El resultado de este tipo de gestión del sistema educativo ha sido que éste se encuentre estancado, segmentado, con una educación pública desmantelada, superficial y sin proyecto educativo nacional; mientras que sus profesionales principales, los profesores, han sido sistemáticamente desvalorizados y por ello, desmoralizados, tensionados, desmotivados, en medio de una vocación que resulta difícil sostener.
En nuestro país la herramienta central de gestión que ordena el conjunto de políticas, es el Sistema de Medición de Calidad de la Educación, SIMCE, al que las nuevas leyes le asignan cada vez más atribuciones.
Los resultados de estas pruebas estandarizadas se hacen sinónimo de calidad de la educación, significando una mirada estrecha y retrógrada de asumir el concepto de calidad, sólo como buen rendimiento en determinadas asignaturas del currículo, sin considerar todos aquellos otros ámbitos de este último y del desarrollo humano que debieran considerarse como atributos fundamentales de una educación integral de calidad.
Este sistema no produce ninguna información relevante que no haya sido entregada anteriormente -sin trauma ni publicidad- por la investigación educativa, ni ha producido información útil para mejorar la educación de los estudiantes o la práctica de los docentes. Por el contrario, su única utilidad es hacer competir escuelas, docentes y estudiantes en el mercado educativo.
Esta sesgada información ha sido instrumento clave para establecer un sistema educativo conscientemente estructurado en clases sociales. Sólo ha servido para mostrar estancamiento en los resultados, desprestigiar la educación municipal, desmoralizar a los docentes y desviar la educación de sus fines, empobreciendo con ello los aprendizajes.
La verdadera crisis de la educación no radica en los bajos puntajes de las mediciones. Radica en que se le ha atribuido a esta particular y dudosa manera de ver la evaluación la capacidad de determinar qué es y qué no es una buena educación. Lo que este sistema “revela” es sólo una imagen simplista, alejada de las finalidades para las que fue creado el mismo sistema educativo.
Nuestra visión
Creemos que una profunda transformación de la educación es necesaria, que haga efectivo este derecho de todo niño y niña desde que nace. Que recoja las virtudes de la tradición humanista y los aportes de la visión gestionaria, pero que vaya más allá de las limitaciones que ambos, por separado, han sido incapaces de superar. Necesitamos una nueva visión de la educación.
Una buena educación no es puramente instruccional, sino es aquella que apunta al desarrollo integral de las personas. Necesitamos un nuevo sujeto ontológico de la educación. No sólo racional, sino también emocional.
En un proceso de formación integral se hace necesario evidenciar los valores que subyacen a una cultura respetuosa de la diversidad y de los derechos de todas las personas, quienes compartimos el mundo. Esto significa propiciar la formación de valores tales como la aceptación, la solidaridad, la valoración de la diversidad, el respeto de los derechos humanos, el cuidado del medio ambiente, la participación ciudadana y democrática.
Creemos en la construcción de una sociedad inclusiva, participativa e integrada. Esta meta es imposible de alcanzar en un sistema educacional sustentado en la instrucción, en la medición y en homogeneizar la comprensión de la realidad. Ello ha traído como consecuencia la profundización de la segregación y segmentación social.
Nuestra propuesta
Proponemos llevar adelante un proyecto educativo capaz de satisfacer las diversas necesidades personales y sociales de los educandos. Este Manifiesto por la Educación se basa en los hallazgos de la investigación cognitiva, emocional, pedagógica y relacional y plantea las siguientes declaraciones:
No más una educación instruccional, preocupada sólo de obtener buenos puntajes y formar capital humano. Sí, a una formación integral de los estudiantes: intelectual, emocional, moral y ciudadana.
No más una educación autoritaria y coercitiva. Sí, a una educación que genere un clima emocional seguro, que favorece el aprendizaje.
No más una formación individualista y competitiva. Sí, una formación social y
colaborativa.
No más a las prácticas conductistas de inicios del siglo pasado, que sólo transfieren y repiten. Sí, a las prácticas constructivistas y mediadoras contemporáneas.
No más una educación en que el docente transfiere un modelo homogéneo. Sí, a una autoeducación, en que el estudiante desarrolle sus múltiples talentos.

No más una educación de respuestas a preguntas no formuladas. Sí, a la investigación y al descubrimiento.
No más una educación que impone contenidos sesgados, de poco interés para los estudiantes y sin cuestionamientos. Sí, a una formación de altos desafíos, sustentada en los intereses de los educandos y que fomente el pensamiento crítico.
No más al uso instrumental de la tecnología. Sí, a la incorporación de la tecnología como lenguaje contemporáneo.
No más dependencia de motivaciones extrínsecas de docentes y estudiantes.
Sí, a la motivación intrínseca que nace de sus intereses y necesidades.
No más una medición externa para fomentar el mercado y limitada a la gestión. Sí, a una evaluación permanente, contextualizada, realizada por los
profesores y que forme parte del aprendizaje.
No más un currículum rígido que no considera las diferencias socioculturales e individuales de los estudiantes. Sí, a un currículum flexible, dinámico y
pertinente a la diversidad de características y necesidades de los estudiantes.
No más escuelas selectivas y competitivas. Sí, a escuelas inclusivas,
colaborativas y competentes.
No más a la formación de docentes para estudiantes abstractos, desvinculados de la realidad. Sí, a docentes formados para la diversidad, preparados para afrontar problemas contextualizados y complejos.
NOS MANIFESTAMOS PORQUE QUEREMOS ABRIR UNA NUEVA ÉPOCA PARA LA
EDUCACIÓN.
Convocan:


Juan Casassus Gutiérrez. Filósofo y Educador. Académico de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Chile. Ex Especialista Principal de Unesco para América Latina y el Caribe. Director del Centro de Formación Índigo.



Luis Alfredo Espinoza Quintana. Profesor de Estado. Dr. © en Educación, Universidad Complutense de Madrid, España. Director Educación General Básica, Universidad Central de Chile.



Cynthia Duk Homad. Profesora de Educación Especial. Master en Integración de Personas con Discapacidad, Universidad de Salamanca. Directora Escuela Educación Diferencial y Magíster en Educación Inclusiva, Universidad Central de Chile. Presidenta Fundación HINENI.


Jorge Pavez Urrutia. Docente, Universidad Academia Humanismo Cristiano y Universidad Central de Chile. Ex-Presidente, Colegio de Profesores de Chile.


Verónica Romo López. Educadora de Párvulos y Profesora de Música. Directora Educación Parvularia, Universidad Central de Chile. Vicepresidenta en Chile de la Organización Mundial para la Educación Preescolar (OMEP-Chile). Integrante Educación en Derechos Humanos, Amnistía Internacional, Chile.


Rafael Sarmiento Godoy-Guevara. Profesor de Música. Magíster en Pedagogía y Gestión Universitaria. Académico y Secretario de Facultad, Facultad de Ciencia de la Educación, Universidad Central de Chile.



Selma Simonstein Fuentes. Educadora de Párvulos. Profesora y Decana de la Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad Central de Chile. Past-Presidenta de la Organización Mundial para la Educación Preescolar (OMEP).

MÁS INFORMACION EN www.manifiestoporlaeducacion.cl

No hay comentarios:

Publicar un comentario