jueves, 24 de septiembre de 2009

El fraude de los colegios particulares

Los resultados SIMCE permiten diversas lecturas dependiendo de lo que uno quiera destacar. Una de ellas dice relación con el aporte de las escuelas privadas a la calidad y equidad de la educación chilena. Evidentemente suponiendo que lo que mide el SIMCE es la calidad de la educación que interesa al país, a los colegios y a los padres.

Si reparamos en los resultados del cuadro 1.12 (4° Básico) y cuadro 2.9 (2° Medio), donde se comparan simultáneamente los resultados promedios por tipo de dependencia de las escuelas y nivel socioeconómico de los niños, descubrimos algunas evidencias:

  • En 4° las escuelas municipales tienen significativamente mejores resultados que loas particulares en el grupo socioeconómico bajo; iguales resultados en medio bajo y en medio alto; y solo menores en nivel socioeconómico medio. Esto nos indica claramente la peor calidad educativa de los colegios particulares, si además tenemos en cuenta sus prácticas selectivas, sobre todo en el nivel de clase media; y su mayor costo económico para las familias, ya que muchos de nivel socioeconómico medio y medio alto son de financiamiento compartido.
  • En 2° medio, donde se practica selección también en los liceos municipales de nivel socioeconómico medio y medio alto, los resultados son todavía mas “sorprendentes”. Los municipales presentan mejores resultados en el nivel medio y medio alto; igual en el bajo y solo menor en el medio bajo respecto a los colegios privados. Incluso en el nivel medio alto de los municipales supera el nivel alto de los particulares pagados.


Fuente: MINEDUC

Fuente: MINEDUC
De estos datos se puede concluir:

  1. Los colegios particulares tienen peor calidad (medida por el SIMCE) que los municipales.
  2. La selección de alumnos afecta los resultados, sobre todo en los niveles socioeconómicos medios.
  3. Si los padres eligen y pagan más por tener a sus hijos en colegios particulares, es o porque carecen de información adecuada (los medios no informan adecuadamente la verdad de los resultados), o porque no valoran el SIMCE como indicador de calidad educativa (y habría que eliminarlo por los altos costos que tiene y lo poco útil que resulta para la decisión de los padres; o transformarlo profundamente para medir aquello que se considera de verdad “calidad educativa”)
  4. Si nos fiamos del SIMCE como medida de calidad, los colegios particulares están haciendo un “fraude inocente” (K. Galbraith, 2006).
  5. El mercado educativo y la privatización de la educación no parecen caminos adecuados para mejorar la calidad y equidad de la educación en Chile.

Por todo ello, ahora que dialogamos y discutimos de la educación adecuada para Chile, conviene mirar los “porfiados datos”, además de defender los propios intereses, más o menos legítimos, y de postular las propias ideologías como verdades eternas.

Jesús Redondo
Director OPECH
Observatorio Chileno de política Educativa
FACSO. Universidad de Chile

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